Amylkar Acosta Medina
Este 29 de julio arriba Santa Marta a sus 500 años de su fundación. Por ella pasaron los conquistadores Pedro de Heredia, Gonzalo Jiménez de Quezada y Rodrigo de Bastidas. La expedición de los dos primeros los llevó a fundar a Cartagena en 1533 y a Santa fe de Bogotá en 1538, respectivamente, pero el adelantado de Bastidas erigió a Santa Marta antes que ellos el 29 de julio de 1525. Como hecho curioso es de destacar que, según la Academia de Historia del Magdalena, un barrio samario, Gaira, ubicado en la Localidad 3, territorio del cacique al que le debe su nombre, sirvió de embrión fundacional dos años antes. Santa Marta es considerada, según los registros históricos, la ciudad más antigua de Colombia y la segunda de Sudamérica.
Santa Marta es conocida y reconocida en el mundo entero como la Perla de América. Se atribuye tal denominación al Sacerdote jesuita Antonio Julián, quien en su obra La perla de América, Provincia de Santa Marta, exalta su belleza, majestuosidad y su riqueza en recursos naturales. Y no es para menos. Como justo reconocimiento a su potencial, fue erigida como Distrito turístico, cultural e históricomediante el Acto legislativo 01 de 1993. Fundada por el español Rodrigo de Bastidas en 1525, fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación a través de la Ley 1617 de 2013, “por ser la ciudad más antigua sobreviviente fundada por España en América del Sur”. Y fue, también, hasta el año 1870 el principal Puerto marítimo del país.
Santa Marta está enclavada en la cuenca del Caribe, flanqueada por el macizo de la Sierra Nevada de Santa Marta, declarada Reserva de la Biosfera y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1979 y la Bahía del mismo nombre, la que es considerada como la más bella del continente. Según el último censo tiene una población de 479.853 habitantes, predominantemente urbana, con más del 80% de participación. Se ubica como la 9ª urbe en Colombia.
Entre sus monumentos históricos se destaca la Casa de la Aduana, construida hacia 1730, por los hermanos Domingo y José Nicolás Jimeno, prósperos comerciantes de la península ibérica, dotada con un extraño minarete que les permitía otear y controlar desde allí el movimiento de sus barcos mercantes. Cabe recordar que Santa Marta llegó a convertirse en el último bastión de los reductos de las tropas leales a la monarquía española y a Murillo el pacificador, ante el avance arrollador patriota que se hizo al control del puerto en 1820 y su marcha triunfal hasta dar al traste con el sitio del cual era objeto en ese momento Cartagena de Indias.
Emancipada la provincia de Santa Marta, la Casa de la Aduana fue confiscada y pasó a manos de los criollos. Vueltas que da la vida, allí se alojó años después, entre el 1º y el 6 de diciembre de 1830, el Libertador Simón Bolívar y retornaría a ella, para ser velado, sólo pocos días después, luego de expirar en la Quinta de San Pedro Alejandrino (17 de diciembre), su última morada antes de fallecer.
Se destaca también en el Distrito de Santa Marta la Catedral Basílica, construida en 1765 y considerada, según los registros históricos, como la primera en su género en Latinoamérica. Allí reposan los despojos mortales de su fundador Rodrigo Bastidas desde 1953 y hasta 1842 los restos del Libertador, cuando se dio su repatriación a su natal Caracas, en cumplimiento de su última voluntad y la del Congreso de Venezuela, que el 30 de abril de ese año dispuso “trasladar sus cenizas desde Santa Marta a esta capital con el decoro propio y previa participación al Gobierno de la Nueva Granada”.
Y desde luego, la Quinta y otrora Hacienda de San Pedro Alejandrino, fundada el 2 de febrero de 1608 por el canónigo de la Catedral de Santa Marta Francisco de Godoy, a donde Bolívar arribó el 6 de diciembre de 1830, gracias a la hospitalidad y altruismo de don Joaquín de Mier, un caracterizado hombre de negocios español. Este Altar de la patria se ha convertido en obligado lugar de destino turístico, por la carga de historia que posee y el simbolismo de la gesta libertadora que hizo posible la emancipación de nuestra patria de la coyunda de la Corona española.