Categorias

Idioma

Reindustrializar para confrontar crisis comercial

Carlos A. Rodríguez Díaz

Expresidente de la CUT

Dicen que la ruptura unilateral, por parte de los Estados Unidos del modelo comercial de globalización, desencadena para cerca de 80 países enormes complejidades, máxime cuando Washington mezcla los intereses económicos con los ideológicos, justificando que a Canadá le aplica un arancel de 35% por reconocer al Estado Palestino y a Brasil de 50% por condenar al expresidente Jair Bolsonaro.

Ligado con lo anterior, es preciso recordar que, en el gobierno de Donald Trump, la simbología está inmersa en esta confrontación comercial. El día que el presidente declaró la guerra comercial, lo hizo desde los jardines de la casa Blanca y se acompañó del dirigente sindical, ya pensionado Brian Panne Becker, quien recordó el cierre de fábricas y defendió la puesta en funcionamiento de nuevas factorías y el gravamen a los vehículos importados para favorecer la industria nacional, del polo industrial en Detroit.

Según la analista Amanda Mars; GM, Chrysler y Ford, tenían el 85% del mercado estadounidense y en el 2018 no superaban el 44%; igualmente afirma que, entre 1990 y 2017, Estados Unidos perdió cinco millones de puestos de trabajo industriales.

Sin duda, el colapsado modelo de globalización neoliberal golpeó la industria y, también nos dejó graves secuelas como la displicencia a los derechos laborales, sindicales y humanos, el predominio del individualismo, la disminución del papel de lo público, la sumisión ilimitada al poder del dinero, la primacía de la mercancía, la sustitución de la cultura por la moda y la apatía de los ciudadanos por la política.

Estos hechos me traen a la memoria, aquel momento cuando en los años 90, pasamos de un modelo en el que la economía y la política estaban estrechamente ligadas, a otro, que las dispersó, trayendo como consecuencia la privatización de las empresas estatales, cambios en la estructura ocupacional, liberación comercial y ofensiva antisindical. Además, significó un rompimiento con el modelo de industrialización prevaleciente, donde la acción u omisión del Estado era sustancial para el éxito empresarial privado.

Al leer los pronunciamientos del empresariado colombiano de la época, se resaltan más sus intereses particulares que la defensa de la industria nacional. Solo se globalizó la producción, no los derechos laborales, sindicales ni humanos.

Fue tan grave la situación, que del 23% del PIB en 1970 a la década del noventa, la reducción alcanzó ocho puntos y en el 2012, la industria solo contribuyó con el 12%. Hoy sigue con esos mismos niveles.

Por ello, es bueno recordar que la Central Unitaria de Trabajadores, CUT avizoró desde un comienzo que, la implementación del neoliberalismo traía consigo más desempleo, mayor precarización e informalidad y que, el proceso de desindustrialización afectaría la contribución de la industria al PIB y a la generación de empleo. Por tal razón, organizamos cuatro encuentros nacionales en los que se propuso un plan de Reindustrialización con un proceso de transición de los combustibles fósiles como, petróleo y carbón, hacia las energías limpias, porque una industrialización con energía fósil sería un regreso al pasado.

Estas propuestas se motivaron más, cuando el Congreso de la ANDI del 2015 presentó una “Estrategia para una nueva industrialización” que implicaba definir una política industrial moderna. En aquella oportunidad, el presidente de la ANDI, en consonancia con su propuesta, planteó la necesidad de pensar las empresas en términos de sus encadenamientos globales. Así las cosas, con estas conclusiones creí que se terminaría la vieja discusión entre algunos empresarios sobre el cambio de nombre de la Asociación Nacional de Industriales, a la de Asociación Nacional de Empresarios. Lo cierto es que este no es un tema semántico, sino un tema de visión de país.

Desafortunadamente, se afirma que Bruce Mac Master como líder empresarial audaz y constructivo, con el paso del tiempo ideologizó las posturas de su gremio y diluyó las conclusiones de aquel importante congreso, olvidando la trascendencia que tiene el carácter de la ANDI para alinderarse con lo que la leyenda urbana llama la ANDE.

Ahora, en momentos en los que el crecimiento de la agricultura exige pasar a la agroindustria, valdría la pena que, a instancias del gobierno, la ANDI y la SAC construyeran una hoja de ruta de Reindustrialización y la ANDI pueda recupera la senda que le orientó su Congreso en el 2015.

Sobre la crisis comercial, es preciso buscar un consenso para expandir alianzas comerciales y abrir nuevos mercados, pensando en China y en Mercosur, entre otros. No olvidemos que la sabiduría popular dice que, en tiempos de polarización es saludable que se construyan puentes, porque en la solución de los conflictos siempre hay que profundizar en las causas, no para justificar sino para entender y así poder ayudar a deshacer el nudo. Seguramente, Xi Jin Ping pensó en ello cuando dijo: “En una guerra comercial y arancelaria, no hay ganadores”

Agosto 12 de 2025

¿De cuánta utilidad te ha parecido este contenido?

¡Haz clic en una estrella para puntuar!

Promedio de puntuación 3 / 5. Recuento de votos: 2

Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este contenido.

Compartir en:

    Deja tu comentario

    Su dirección de correo electrónico no será publicada.*

    Has olvidado tu contraseña

    Registro