Óscar González Arana
Hace un par de meses el gobierno colombiano anunció la suspensión de la Regla Fiscal por tres años y para ello activó la cláusula de escape, una figura legal de excepción que permite aplazar temporalmente las restricciones al déficit fiscal y al endeudamiento, siempre que se presente una ruta de retorno clara y verificable en el mediano plazo. Igual decisión se tomó durante la crisis del COVID-19 en el año 2020.
El compromiso es volver a cumplirla en 2028. Pero la decisión no solo refleja una emergencia presupuestal, sino que deja en evidencia el deterioro de las finanzas públicas y el actual desorden fiscal originado antes y durante el actual gobierno.
El gobierno argumentó que la suspensión se basa en la necesidad de financiar compromisos sociales y reformas estructurales como la reforma pensional, facilitar el gasto público en áreas como inversión, salud, educación, además de generar empleo y crecimiento del consumo.
Una vez se tomó dicha decisión se armó una tormenta y se escucharon voces de protesta, alegando que la suspensión podría llevar a un aumento del déficit fiscal y la deuda pública, generando incertidumbre sobre la sostenibilidad fiscal de largo plazo, y que la decisión podría ocasionar desconfianza en los mercados internacionales, afectar la capacidad del país para atraer inversión extranjera y podría llevar a un incremento en las tasas de interés, encareciendo el acceso a crédito tanto para el gobierno como para el sector privado.
Por ejemplo, el Comité Autónomo de la Regla Fiscal advirtió que se necesitan entre 35 y 70 billones de pesos adicionales para que Colombia regrese al cumplimiento de la regla. “La propia administración reconoce que esa meta es inviable sin hacer recortes profundos al gasto. El déficit fiscal cerró en 6,8 % del PIB en 2024 y se prevé que supere el 7 % en 2025. La activación de la cláusula de escape no es neutra: aumentará las tasas de interés, encarecerá el servicio de la deuda y podría debilitar la calificación crediticia del país”, sostiene el Comité.
Las calificadoras Moody’s Ratings y S&P Global Ratings, rebajaron la calificación crediticia de Colombia, citando la creciente carga de la deuda y la suspensión de la Regla Fiscal. S&P también recortó la nota de los bonos del país denominados en pesos por debajo del grado de inversión, lo que obligó a algunos índices a retirar las notas.
A pesar de las voces pesimistas desde diferentes sectores, una vez más los hechos van resolviendo este debate a favor del país, y pareciera que la suspensión de la Regla Fiscal ya ha sido asimilada por los mercados sin mayores afectaciones. Por ejemplo, el mayor Fondo Soberano del mundo fue uno de los compradores de bonos locales colombianos en junio, el mes en que el país se vio afectado por dos rebajas de la calificación crediticia y las consecuencias de la suspensión de la Regla Fiscal y los límites del gasto público.[1]
El Banco Central de Noruega, que gestiona cerca de US$2 billones en activos, el mes pasado compró cerca de US$420 millones en bonos locales en pesos colombianos, o TES, según datos de la Contraloría.
Contraloría general de la república
“Esta es una noticia positiva para el país porque llega en un momento en que los TES han sido excluidos de los índices internacionales y podrían ser objeto de ventas por parte de algunos inversores”, dijo Germán Cristancho, analista jefe de la correduría Davivienda Corredores. “El interés y la confianza de los inversionistas de largo plazo como el NorgesBank es lo que más importa para nuestro mercado”.
Otros grandes fondos también han ampliado sus posiciones en deuda colombiana, que ofrece rendimientos superiores al 12% en vencimientos a 10 años, en la única gran economía de América Latina que no ha incurrido en impago desde la década de 1930.
El Fondo de Pensiones canadiense Caisse de Depot et Placement du Quebec aumentó sus participaciones en Colombia un 76,6%, mientras que Kuwait Investment Authority lo hizo en un 435%. Algunos analistas se preguntan cuál es la lógica de estas estrategias de inversión en nuestro país, y la respuesta es muy sencilla: ellos saben distinguir entre una coyuntura y el largo plazo que ofrece credibilidad en la economía colombiana.
También se conoció que el fondo soberano de Abu Dhabi (ADIA), valorado en US$800.000 millones, participa en las ventas de bonos de Colombia, de acuerdo con datos compilados por Bloomberg.
Al mismo tiempo, Morgan Stanley lanza un informe con las oportunidades de inversión que ve en Colombia. El reporte destaca atractivos en bonos locales (TES) y advierte sobre riesgos fiscales ya descontados por el mercado, aunque mantiene cautela en las posiciones en el peso colombiano (COP). Recomienda posicionarse en el TES con vencimiento en el año 2033, con un nuevo objetivo de rendimiento del 11,00 %.[2]
“La dinámica inflacionaria benigna de Colombia y el diferencial con las tasas estadounidenses respaldan este negocio”, señala el informe. “Colombia está incluyendo en sus precios un exceso de prima de riesgo fiscal. Aunque las preocupaciones son válidas, los precios actuales ofrecen compensación”, destaca el reporte publicado por Valora Analitik.
A pesar de la suspensión, la Confianza Inversionista sigue manifestándose, se destaca el comportamiento de la Bolsa de Valores de Colombia BVC que sorprendió en el primer semestre de 2025 con uno de los mejores desempeños de América Latina, con una valorización acumulada del 20,93% en lo que va del año, esto no solo mejora la percepción de los inversionistas, también impulsa el entorno empresarial. Sobresalen por su valorización las acciones de Mineros, con un 69,21%, Fabricato 65%, Nutresa 64,51%, Grupo Sura 44,50%, Enka de Colombia 39,53%, Cibest (Bancolombia) 35,64%, Davivienda 30,87%, Grupo Éxito 30,55% y la acción de Grupo Sura 30,11%.
Al mismo tiempo. en junio, el Índice de Confianza del Consumidor que mide el Centro de Pensamiento Fedesarrollo alcanzó un balance de 2,2 por ciento, lo que supone el primer dato en positivo desde hace tres años. La variación representó un aumento de 6 puntos frente a mayo y una subida de 14,9 puntos si se compara con junio del 2024.
Pasada la tormenta por la suspensión temporal de la Regla Fiscal, se abre paso la tendencia a la reactivación económica para que grandes jugadores internacionales sigan invirtiendo y confiando en el futuro promisorio de la economía nacional, y para que el Gobierno colombiano sea más cuidadoso en el manejo de las finanzas públicas.
Bogotá, D.C., julio 28 de 2025.
[1] https://www.bloomberglinea.com/latinoamerica/colombia/el-mayor-fondo-soberano-del-mundo-compra-deuda-colombiana-rebajada/
[2]https://www.valoraanalitik.com/morgan-stanley-lanza-informe-con-las-oportunidades-de-inversion-que-ve-encolombia/#:~:text=El%20banco%20de%20inversi%C3%B3n%20Morgan,donde%20identifica%20m%C3%A1rgenes%20m%C3%A1s%20favorables.