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La resurrección de la Reforma laboral

Guillermo Pérez Flórez

 

El hundimiento de la Consulta Popular, piloteado por el presidente del senado, Efraín Cepeda, ha generado más controversia y ruido mediático que la misma resurrección de la Reforma laboral, cuyo archivo sin discusión en la Comisión Séptima motivó a que el presidente Petro movilizara la calle y apelara a un instrumento consagrado en la Carta del 91, en el marco de la democracia participativa.

 

Archivar este proyecto de ley fue una torpeza política, movida por una obsesión obstruccionista hacia casi todo lo que proponga el Gobierno. Torpe, al no calcular la reacción del Presidente, como si no conocieran su talante combativo. Petro es un hombre al que le sucede lo de las cometas: se eleva con el viento en contra. Es, además, un auténtico gallo de pelea. Así ocurrió cuando el procurador Alejandro Ordóñez lo destituyó de la Alcaldía de Bogotá. Salió al balcón, se fue a la calle, recurrió a la Corte Interamericana de Derechos Humanos y ganó el pleito político y judicial. La Corte concluyó que sus derechos fueron vulnerados con la destitución e inhabilitación por 15 años para ejercer cargos públicos.

 

Por el lado del Gobierno se respira cierta frustración, y es natural. La Consulta Popular estaba catapultando a Petro. Según la encuesta Polimétrica de Cifras & Conceptos, en mayo Petro alcanzó una favorabilidad del 45 %, cuando dos meses atrás oscilaba entre el 30 % y el 35 %, según otras mediciones. En marzo, por ejemplo, una de La W – Pulso País, contratada con Datexco, mostraba una desaprobación del 62 % y una aprobación del 31 %. Empujaron a Petro a un terreno en el que se mueve como pez en el agua. Un mes después de que archivaron el proyecto de ley, el 1 de mayo, lideró una marcha multitudinaria y puso al Senado contra las cuerdas.

 

 

Al revivir la Reforma laboral, pero hundir la Consulta Popular, la oposición ha comprado tiempo y espera haber roto la dinámica de ascenso de Petro. Habrá que esperar nuevas mediciones para confirmarlo. Lo cierto es que el margen de maniobra para negarla o practicarle una eutanasia pasiva —jugando a que no se alcance a aprobar— se ha reducido. La Reforma tiene hoy más respaldo ciudadano que antes de ser archivada. Y le han surgido nuevos padres: políticos que no alzaron su voz para censurar su archivo ahora fungen como si fuese suya.

 

Por otra parte, no creo que la senadora Angélica Lozano, presidenta de la Comisión Cuarta, a donde Cepeda ha remitido la reforma, esté dispuesta a dejar que muera en sus manos. La factura se la pasarían directamente a su cónyuge, Claudia López, quien aspira a ser candidata presidencial. Los liberales, a su vez, tampoco pueden darse el lujo de que se hunda, porque quedaría en evidencia que la reforma “bonsái” que presentaron —para tratar de pescar en río revuelto— era puro oportunismo.

 

La Reforma tiene hoy más respaldo ciudadano que antes de ser archivada. Y le han surgido nuevos padres: políticos que no alzaron su voz para censurar su archivo ahora fungen como si fuese suya.

 

La derrota sufrida por el petrismo con el hundimiento de la Consulta puede convertirse en victoria si se aprueba la Reforma. No hacerlo sería una decisión poco inteligente. Igual que trasquilar el proyecto. Si lo aprobado no satisface a los trabajadores, Petro podría incluso objetar la ley y no sancionarla. No va a querer introducir más recortes de los ya efectuados en la Cámara de Representantes hasta un punto en que la hagan inane.

 

Petro ha anunciado que volverá a presentar la Consulta porque fue derrotada con fraude, y que adicionará una pregunta relacionada con el precio de los medicamentos. Con ello la enlaza con la reforma a la salud, y le envía un mensaje a la oposición senatorial. Una coincidencia con el presidente Trump, quien ha decretado una rebaja de entre el 30 y el 80 por ciento en el precio de las medicinas, y ha ordenado a las farmacéuticas que los suban en el extranjero, especialmente en Europa. La puja política podría escalar a otros ámbitos. Les da 30 días a las farmacéuticas a negociar con su Administración. Si no hay acuerdo, el secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., está autorizado a equiparar los precios con los de otros países desarrollados.

 

La Reforma laboral ha vuelto a la vida. Los contrarreformistas han sido derrotados, aunque encubren su derrota con la negación de la Consulta Popular y la consideran un “triunfo histórico de la democracia”.  Lo cierto es que, si no les hubieran puesto la espada de Damocles sobre la nuca —perdón, la espada de Bolívar—, ésta se habría muerto impunemente.

 


Guillermo Pérez Flórez es abogado, comunicador social y periodista.

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