Carlos Lagos
El panorama político colombiano se encuentra en un punto de inflexión tras dos eventos de gran magnitud: el fallo judicial que condena al expresidente Álvaro Uribe y las revelaciones periodísticas de la precandidata Vicky Dávila, que sugieren actividades comprometedoras del presidente Gustavo Petro. Estos sucesos han polarizado aún más un país ya dividido, fortaleciendo tanto a la Ultra derecha como a la izquierda radical, mientras el centro político, (si así se puede dividir al país político) enfrenta el desafío de no ser aplastado por estas fuerzas y de proponer una agenda que aborde los problemas estructurales de Colombia. Este artículo analiza las implicaciones de estos eventos, considerando el contexto político y social del país.
El fallo contra Álvaro Uribe: un catalizador para la derecha
El fallo judicial que condena al expresidente Álvaro Uribe, una figura central del uribismo y líder histórico de la derecha colombiana, ha generado una reacción visceral en sus bases. Para los seguidores de Uribe, este fallo es percibido como una persecución política, una injusticia contra un líder que consideran fundamental en la lucha contra la guerrilla y en la estabilización del país durante sus mandatos (2002-2010). Esta percepción galvaniza a la derecha, que se organiza en torno a la narrativa de un sistema judicial sesgado, fortaleciendo movimientos como el Centro Democrático.
El fallo, sin embargo, no solo consolida a las bases uribistas, sino que también les otorga un mártir político, lo que podría traducirse en una mayor movilización electoral en futuros comicios. La derecha capitaliza este evento para reforzar su discurso de orden, seguridad y resistencia frente a lo que perciben como un avance de la izquierda radical.
La izquierda y la reivindicación de la justicia
Por otro lado, la izquierda colombiana celebra el fallo como una victoria histórica. Durante décadas, Álvaro Uribe ha sido una figura intocable, asociada con el poder político y económico. La condena, para sectores progresistas, representa un avance en la rendición de cuentas de las élites, un paso hacia la justicia frente a acusaciones de vínculos con paramilitares ( aunque la condena fue por delitos comunes) y otros escándalos. Este evento fortalece a la izquierda, particularmente al Pacto Histórico de Gustavo Petro, que ve en el fallo una oportunidad para consolidar su narrativa de lucha contra la impunidad y la desigualdad.
Sin embargo, la izquierda enfrenta un desafío significativo con las revelaciones de Vicky Dávila. Los videos que sugieren actividades de Petro relacionadas con fiestas, prostitución, licor y drogas han generado un escándalo que pone en entredicho la integridad del presidente. Aunque estas acusaciones no han sido judicialmente comprobadas, el daño reputacional es considerable, especialmente en un contexto donde la polarización ya exacerba las percepciones negativas. La izquierda debe ahora equilibrar su celebración del fallo contra Uribe con la defensa de su líder frente a estas acusaciones, lo que podría debilitar su cohesión interna.
Las acusaciones contra Petro: un golpe a la credibilidad de la izquierda
Las revelaciones de Vicky Dávila, publicadas en medios de comunicación y ampliamente discutidas en redes sociales, han colocado a Gustavo Petro en una posición vulnerable. Las imágenes y testimonios que sugieren un comportamiento personal inapropiado, aunque no necesariamente ilegal, alimentan la narrativa de la derecha sobre la supuesta decadencia moral del gobierno. Estas acusaciones, independientemente de su veracidad, tienen el potencial de desviar la atención de los logros del gobierno de Petro, como las reformas sociales y económicas propuestas, y de alimentar la desconfianza en un electorado ya polarizado.
El impacto de estas revelaciones no debe subestimarse. En un país donde la moralidad pública juega un papel importante en la percepción de los líderes, las acusaciones de conductas escandalosas podrían erosionar la base de apoyo de Petro, especialmente entre votantes moderados que respaldaron su proyecto de cambio en 2022. La izquierda enfrenta el reto de contrarrestar estas narrativas sin caer en una postura defensiva que pueda percibirse como evasión de responsabilidades.
El centro: una oportunidad en medio de la polarización
En este contexto de polarización extrema, el centro político tiene una oportunidad única, pero también un desafío monumental para evitar ser “comprimido” por las fuerzas de la derecha y la izquierda, proponiendo una agenda que aborde los problemas reales del país: justicia social, desarrollo económico, responsabilidad política y convivencia pacífica.
Este espectro de la política que incluye a los partidos moderados enfrenta un momento crucial para consolidarse como una alternativa frente a la polarización exacerbada por los eventos recientes, como el fallo judicial contra el expresidente Álvaro Uribe y las acusaciones contra el presidente Gustavo Petro. Aprovechando la desilusión de los votantes con ambos extremos ideológicos, el centro puede articular un mensaje claro que combine reformas estructurales con estabilidad, pragmatismo y reconciliación. En este escrito avisoro una propuesta integral basada en cuatro pilares: justicia social y económica, responsabilidad política, desarrollo socioeconómico y reconciliación nacional con paz sostenible. Estas propuestas buscan responder a los problemas estructurales del país y posicionar al centro como una fuerza transformadora y unificadora.
- Justicia Social y Económica
El centro debería proponer políticas concretas para reducir la desigualdad, mejorar el acceso a los servicios básicos y promover el empleo, manteniendo un enfoque realista que evite promesas populistas insostenibles. Las medidas incluyen:
Reforma tributaria equitativa:
Implementar un sistema fiscal progresivo que distribuya la carga tributaria de acuerdo con los ingresos de cada contribuyente, asegurando que quienes tienen mayores recursos aporten proporcionalmente más al bienestar colectivo. Los recursos recaudados se deben reinvertir en programas sociales focalizados, con incentivos fiscales para pequeñas y medianas empresas que generen empleo formal, promoviendo la equidad sin desestabilizar la economía.
Acceso universal a la educación y la salud:
Fortalecer la educación pública con énfasis en zonas rurales y urbanas marginales, garantizando acceso a la educación técnica y superior para sectores vulnerables. Tanto en las universidades públicas como en las privadas, implementar currículos integrados con los programas transversales que hemos propuesto en el pasado ( https://www.las2orillas.co/la-universidad-como-espacio-para-humanizar-la-vida-y-la-politica/), que formen al estudiante como ser humano, abordando las dimensiones del ser, las relaciones consigo mismo, con los demás, el medio ambiente y la sostenibilidad. Estos programas deben incluir asignaturas obligatorias sobre ética, resolución de conflictos, educación ambiental y responsabilidad social, entre otras, fomentando una ciudadanía consciente y comprometida. En salud, priorizar la cobertura universal mediante la modernización de hospitales públicos y la reducción de barreras burocráticas para el acceso a servicios médicos, en esta materia hemos propuesto un modelo dual en salud (https://www.elnuevodia.com.co/opinion/columnistas/carlos-eduardo-lagos/529782-sistema-de-salud-colombiano-crisis-estructural)
Programas de empleo inclusivo:
Crear alianzas público-privadas para fomentar la creación de empleo en sectores estratégicos como la tecnología, la agricultura sostenible y las energías renovables. Estas iniciativas deben incluir capacitación laboral para jóvenes y poblaciones desplazadas, promoviendo la inclusión económica sin generar déficits fiscales insostenibles.
Estas medidas abordan la desigualdad, que en Colombia alcanza un índice Gini de 0.52 (Banco Mundial, 2023), mientras se mantiene la estabilidad macroeconómica, apelando a un electorado que busca soluciones prácticas.
- Responsabilidad Política
El centro debe diferenciarse de los escándalos que afectan tanto a Uribe como a Petro, promoviendo una cultura de transparencia y rendición de cuentas. Las propuestas incluyen:
Fortalecimiento de la transparencia institucional:
Implementar plataformas digitales de acceso público que detallen el uso de recursos públicos, contratos gubernamentales y decisiones administrativas. Estas plataformas deben estar acompañadas de auditorías independientes a entidades estatales para garantizar la integridad en la gestión pública.
Reforma para programas de gobierno definidos y vinculantes:
Establecer la obligatoriedad de presentar programas de gobierno claros, detallados y medibles para todos los cargos de elección popular, incluyendo la presidencia, similares a los requeridos para alcaldes y gobernadores. Estos programas deben incluir metas específicas, plazos y mecanismos de evaluación pública, con sanciones por incumplimiento, como la rendición de cuentas ante el Congreso o instancias ciudadanas, fortaleciendo la participación y la confianza en el sistema político.
Cero tolerancia a la corrupción: Establecer un organismo autónomo con poder vinculante para investigar y sancionar casos de corrupción, con énfasis en la recuperación de activos robados. Este organismo debe operar con independencia del gobierno de turno y rendir cuentas directamente a la ciudadanía.
Estas iniciativas buscan restaurar la confianza en las instituciones, que según Latinobarómetro (2023) apenas alcanza un 20% en Colombia, posicionando al centro como un actor ético y propositivo.
- Desarrollo Socioeconómico
El centro debe abogar por políticas que fomenten la inversión, la innovación y el crecimiento económico inclusivo, apelando a un electorado que busca soluciones prácticas a problemas estructurales. Las propuestas incluyen:
Incentivos a la inversión sostenible:
Crear zonas económicas especiales con beneficios fiscales para empresas que inviertan en energías renovables, tecnología y agricultura sostenible, priorizando regiones afectadas por el conflicto armado. Estas zonas deben garantizar la creación de empleo local y el respeto por los estándares ambientales.
Fomento a la innovación:
Establecer un fondo nacional de innovación que financie startups y proyectos de investigación en universidades, con énfasis en sectores como la inteligencia artificial, la biotecnología y la economía circular. Este fondo debe estar acompañado de alianzas con el sector privado para escalar proyectos exitosos.
Crecimiento económico inclusivo:
Diseñar políticas que integren a las comunidades marginadas en el desarrollo económico, como programas de microcréditos para mujeres emprendedoras y cooperativas agrícolas en zonas rurales. Estas iniciativas deben promover la formalización de la economía, que actualmente representa cerca del 60% de la fuerza laboral (DANE, 2024).
Estas políticas buscan impulsar un crecimiento económico que no solo uyy incremente el PIB, sino que también reduzca la pobreza multidimensional, que afecta al 16% de la población colombiana (DANE, 2024).
- Reconciliación Nacional y Paz Sostenible
En un país marcado por décadas de conflicto armado y polarización, el centro debe promover la reconciliación y la construcción de una paz sostenible. Las propuestas incluyen:
Implementación efectiva de los acuerdos de paz:
Priorizar la ejecución de los puntos pendientes del Acuerdo de Paz de 2016, como la reforma rural integral y la reincorporación de excombatientes, con un enfoque en la transparencia y la participación de las comunidades afectadas. Esto incluye garantizar recursos para los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET) en las zonas más golpeadas por el conflicto.
Diálogo inclusivo entre sectores polarizados:
Crear espacios de diálogo nacional que incluyan a víctimas, excombatientes, comunidades rurales, urbanas y sectores políticos de derecha e izquierda. Estos espacios deben ser facilitados por actores neutrales y centrarse en temas como la reparación integral, la verdad y la no repetición.
Seguridad y justicia transicional equilibrada
Diseñar políticas que combinen el fortalecimiento de la seguridad en zonas afectadas por la violencia (como el resurgimiento de grupos armados ilegales) con un sistema de justicia transicional que garantice verdad y reparación sin generar percepciones de impunidad. Esto implica apoyar a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) con mecanismos claros de monitoreo y rendición de cuentas.
Ley de sometimiento para grupos al margen de la ley
Implementar una ley de sometimiento orientada a grupos al margen de la ley sin carácter político, que corrija los errores de la política de “paz total” del gobierno actual. Esta ley ofrecerá incentivos similares a los del sistema penal acusatorio, pero enfocados en una justicia restaurativa. Los incentivos incluirán beneficios judiciales a cambio de la desmovilización, entrega de armas, cooperación con la verdad y reparación efectiva a las víctimas, promoviendo la reintegración social sin comprometer la justicia ni generar percepciones de impunidad.
Educación para la paz: Incorporar en el sistema educativo programas que promuevan la cultura de paz, la resolución de conflictos y el respeto por la diversidad, con el objetivo de construir una narrativa común que trascienda las divisiones ideológicas.
Estas medidas abordan las heridas del conflicto armado, que dejó más de 8 millones de víctimas (Informe de la Comisión de la Verdad, 2022), y buscan superar la desconfianza social para construir un proyecto nacional inclusivo.
Como vemos el centro político colombiano tiene la oportunidad de capitalizar la desilusión con los extremos ideológicos, ofreciendo un proyecto nacional basado en justicia social, responsabilidad política, desarrollo socioeconómico y reconciliación nacional. Estas propuestas, al combinar reformas estructurales con pragmatismo, transparencia y un compromiso con la paz, responden a las demandas de un país agotado por la polarización. Para tener éxito, el centro debe superar su fragmentación histórica, articular un liderazgo unificado y comunicar una visión clara que movilice a un electorado diverso, sentando las bases para un futuro de progreso, estabilidad y reconciliación en Colombia.
Reflexiones finales
El fallo contra Álvaro Uribe y las acusaciones contra Gustavo Petro han intensificado la polarización en Colombia, fortaleciendo tanto a la derecha como a la izquierda, pero también generando un espacio para que el centro político emerja como una alternativa viable. Sin embargo, para que el centro logre consolidarse, debe superar su fragmentación histórica y presentar una visión unificada que responda a las demandas de un país agotado por los extremos ideológicos.
Esta propuesta marca la necesidad de un liderazgo que trascienda las narrativas de confrontación y se enfoque en los problemas estructurales de Colombia. En un momento en que la confianza en las instituciones y los líderes políticos está en entredicho, el centro tiene la oportunidad de liderar un proyecto de reconciliación y progreso, siempre que logre articular un mensaje claro y movilizar a un electorado diverso.