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La epistemología para la paz en la educación rural

Ana Duque de Estrada

La pertinencia del tema es innegable. La historia colombiana tiene en la violencia rural una fuente que no se ha cerrado. En muchas regiones rurales de Colombia, especialmente aquellas afectadas por el conflicto armado (como el Cauca, el Chocó, el Catatumbo o el sur del Tolima), las escuelas han sido espacios atravesados por la violencia, el desplazamiento forzado y la exclusión. Durante décadas, el conocimiento escolar ha estado centrado en modelos urbanos, eurocéntricos y desconectados de la realidad local.

¿Cómo aplicar la epistemología para la paz?

  • Reconocimiento de saberes locales

Un enfoque epistémico para la paz comienza por reconocer el valor del conocimiento campesino, indígena o afrodescendiente, no como folclor o curiosidad, sino como fuente legítima de saber sobre el territorio, la medicina, la historia y las formas de convivencia. En una escuela del Cauca, por ejemplo, se puede integrar al currículo la sabiduría nasa sobre el equilibrio con la naturaleza y la justicia comunitaria, articulándola con ciencias sociales y ambientales. Esto permite pensar la paz desde formas ancestrales de resolución de conflictos. Se supera la visión de la justicia punitiva, que busca la venganza.

  • Memoria histórica

En vez de evitar hablar del conflicto, la epistemología para la paz valora el testimonio de las víctimas, el relato oral y la memoria como formas válidas de conocer el pasado.

Otro ejemplo: En una vereda del sur del Tolima, los estudiantes recogen historias de sus abuelos sobre la violencia bipartidista, la presencia de la guerrilla o el ejército, y construyen una cartografía de la memoria. Así se forma una conciencia crítica del territorio. Esa es una tarea que no se hizo, o que se hizo de manera parcial y fragmentada.

  • Pedagogía del cuidado y del diálogo

Se promueve una “pedagogía centrada en el diálogo”, no en la imposición, inspirada en Paulo Freire y en la resolución no violenta de conflictos. Esto significa enseñar no solo contenidos, sino “formas de convivir y escuchar al otro”. Los docentes pueden enseña historia no solo desde los manuales, sino promoviendo debates donde los estudiantes aprenden a disentir sin agredir, a reconocer la otredad y a construir acuerdos.

  • Transformación curricular

La epistemología para la paz lleva a repensar qué se enseña, cómo se enseña y para qué. La escuela deja de ser un instrumento de reproducción de violencias simbólicas y se convierte en un “agente de sanación social”.

Así, en lugar de celebrar solo fechas patrias, se incluyen fechas de conmemoración de víctimas, líderes sociales o firmantes de paz. Se vinculan temas como justicia restaurativa, equidad de género y ecología política al currículo.

A manera de conclusión:

Este enfoque no es solo académico, sino profundamente práctico: busca que el conocimiento sea una herramienta de reconciliación y no de dominación. En Colombia, una epistemología para la paz “abre espacio a otras voces” —las silenciadas, las rurales, las indígenas, las femeninas— para que la escuela, la universidad o el periodismo no reproduzcan las violencias que queremos dejar atrás.

Esta es solo una aproximación a ejemplos prácticos de aplicación de la epistemología para la paz. Una propuesta que se viene trabajando sin mucho ruido y en cambio sí con muchas nueces.

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