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¿Irá Álvaro Uribe a prisión?

Alexander Velásquez

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Por enésima vez, proponen a Álvaro Uribe como posible fórmula vicepresidencial, como queriendo pasar por alto el hecho de que hoy el expresidente tiene un pie en la cárcel.

El otro día en una conversación de bar entre amigos surgió la siguiente pregunta: Si tocara escoger, ¿Qué prefieren: que Colombia vaya al Mundial o que Álvaro Uribe vaya a prisión?

Yo creo que más de uno en este país ya se ha imaginado al expresidente Uribe con el pijama de rayas puesto. Su situación tiene semejanzas con la del tristemente célebre expresidente peruano Alberto Fujimori. Vamos a desgranar las arvejas.  

Si hay una condena por manipulación de testigos el próximo 28 de julio, y todo indicaría que sí, lo primero es que el expresidente Álvaro Uribe apelará la decisión, porque es su derecho, y lo segundo es que, una vez confirmada la sentencia, lo que tomaría vaya usted a saber cuánto tiempo, es probable que el reo sea conducido no a una cárcel, sino a su casa por cárcel. 

De algo debe servir haber sido presidente de la República. Ese fue el caso, por ejemplo, de Cristina Kirchner, la expresidenta de Argentina, quien desde junio de 2025 cumple prisión domiciliaria tras confirmarse su sentencia a 6 años de cárcel por corrupción. Pasaron tres años, pues había sido condenada en primera instancia en 2022. Calcule: el novelón colombiano comenzó hace siete años (2018).

Pero puede ser que al final sí vaya a una cárcel de las normales, como le sucedió al expresidente del Perú, Alberto Fujimori, quien en 2009 terminó preso a la edad de 71 años, por ordenar la muerte de 25 personas, en dos masacres, a manos de un escuadrón de la muerte denominado Grupo Colina, más su participación en el secuestro, en 1992, de un periodista y un empresario. Fujimori, ya indultado y sin haber cumplido los 25 años de pena, murió de cáncer en 2024. Pasó a la historia como el primer mandatario latinoamericano sentenciado en su propia patria por crímenes de lesa humanidad, que así lo contó la BBC de Londres.

¿Se despolarizará el país con Uribe Vélez fuera de la escena política?  No creo porque este es un país de fanáticos, tanto religiosos como políticos, y la polarización crecerá conforme se acerque la elección presidencial. Los uribistas más uribistas, denominados pura sangre, mantendrán su nombre, el de Uribe, en la punta de la lengua como imán para asegurarse una buena pesca electoral. 

¿Moriría el uribismo con Uribe en la cárcel? No morirá, de la misma manera que no han muerto ni el chavismo en Venezuela ni el fujimorismo en el Perú, a pesar incluso de que ambas figuras, Chávez y Fujimori, ya descansan en paz.

Además, si los hijos de Gaviria, Simón y María Paz, se preparan para continuar el legado de su padre, algo similar podemos esperar de Tomás y/o Jerónimo, los hijos de Uribe, porque a los males de este país, súmele los apellidos con pedigrí que están llamados a perpetuar los linajes políticos en el poder, como si los ciudadanos estuviéramos condenados a padecerlos hasta el fin de los tiempos.

Según las cuentas, el expresidente Uribe, hoy de 73 años, recibiría una pena de hasta 12 años por el delito de soborno a testigos (paramilitares) en actuación penal y de 12 años por fraude procesal. Suponiendo que hoy le conmutan la pena y le aplican doce años, saldría libre a los 85, quizás demasiado viejo para querer seguir en estas lides, aunque ya sabemos que hay adicciones incurables. Para la muestra dos botones: los políticos Álvaro Leyva y Jorge Robledo, ambos ya pensionados pero negados al retiro de la vida pública.

Téngase en cuenta que, aunque en este país hay rebaja de pena por buena conducta, también es posible que, mientras el expresidente antioqueño esté privado de la libertad, se revivan otros casos contra él, acusaciones que seguramente le han desmejorado el sueño: los falsos positivos (6.402 víctimas de ejecuciones extrajudiciales) ocurridos durante sus ocho años de gobierno y su supuesta vinculación a masacres ocurridas en 1997, siendo él gobernador de Antioquia, como lo resumió de manera cruda María Jimena Duzán en un capítulo de su pódcast.

Independientemente del desenlace, el caso Uribe debería llevar al país a iniciar un debate profundo sobre la necesidad de una reforma política que permita fortalecer los partidos políticos por encima de los caudillismos o personalismos. En el pasado había una distinción clara: usted o era de derecha (votaba liberal o conservador), o era de izquierda (votaba por el Partido Comunista, la ANAPO, o más adelante la Unión Patriótica), o no votaba. La política terminó tan deformada que cada cuatro años nacen nuevos partidos que luego desaparecen con la misma rapidez con que a regañadientes asumen sus derrotas. 

Para el caso, pondré como ejemplo a la “recién nacida” coalición “Ahora Colombia”, integrada por Jorge Robledo, Sergio Fajardo, Juan Manuel Galán y el partido cristiano MIRA (Ana Paola Agudelo). Hace tres años eran los mismos pero con otro nombre, como lo conté en este blog.

Para las elecciones de 2022 se hicieron llamar coalición “Centro Esperanza” (Robledo, Alejandro Gaviria, Carlos Amaya, Sergio Fajardo y Juan Manuel Galán), en la cual hubo implosión por exceso de egos, lo que podría repetirse en esto tan dinámico que es la política.  

Una condena a Álvaro Uribe –de ser hallado culpable, claro-, sería un escarmiento para toda la clase política colombiana.

El papel estelar que ha cumplido en este juicio la “jueza de hierro”, Sandra Heredia, a quien ya veo como una firme candidata a personaje del año, y lo mismo al senador Iván Cepeda, demuestra que hay razones para creer que en Colombia la justicia, aunque a trancas y mochas, se esmera por actuar con firmeza, apegada a los códigos. 

Una condena a Álvaro Uribe –de ser hallado culpable, claro-, sería un  escarmiento para toda la clase política colombiana, que debe saber que en este país nadie puede asaltar ni la Constitución ni las leyes, y sería un mensaje al mundo de lo sólida que son la democracia y la independencia de poderes en Colombia.  Si el caso prescribe, será otra lamentable derrota para el sistema judicial colombiano y todos perderemos, incluso Álvaro Uribe, cuyo legado, sin el caso resuelto, quedará con mácula para la Historia.  

Mientras termino de escribir esto, recibo un titular: Donald Trump amenaza con imponer aranceles del 50% al vecino Brasil en represalia por el juicio al expresidente Jair Bolsonaro, acusado de un golpe de Estado. Ojalá el gobierno norteamericano no esté pensando igual con relación al juicio del siglo en Colombia contra Uribe. Si ocurre algo parecido, ojalá la jueza no se deje amedrentar por presiones externas.  

Se me olvidaba: La noche de bar terminó y las opiniones estaban divididas entre quienes odian el fútbol y aquellos que prefieren ver a Uribe en prisión. El más animado de todos hasta dijo que no lo esperen en la casa el 28 de julio.

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