Pablo Emilio Obando
La Dirección Nacional de Impuestos y Aduanas Nacionales pasa por un mal momento que afecta a cientos y miles de usuarios de Colombia entera. Realizar una gestión es, en estos instantes, una tortura que afecta el bolsillo y la paciencia. Sus oficinas se encuentran congestionadas y al borde del colapso.
Como es natural los reclamos son constantes y con justa razón. Una diligencia en estas dependencias fácilmente puede durar dos, tres o cuatro días. Todo depende de la conectividad y de la “agilidad” y eficiencia del programa MUISCA que a estas horas ya deja claras evidencias de que es obsoleto, ineficiente y de dudosa efectividad.
Gente de diversos municipios que acuden a la oficina regional de Pasto expresan su profunda preocupación por cuanto requieren de algún documento que se expide en la DIAN como requisito para cumplir compromisos tributarios o ante diferentes oficinas y entidades.
Debido a la obsolescencia del programa MUISCA la diligencia se torna lenta, difícil y hasta imposible. Se debe agendar para otro día en espera de “que haya línea” o funcione el programa de marras.
Los funcionarios deben soportar estoicamente los insultos, agresiones y rabietas de los mal humorados usuarios que, con justa razón, elevan su queja en espera de una pronta solución. Pero esta nunca llega, o llega muy tarde.
Ante esta negligencia se debe asumir responsabilidades de tipo económico, multas por no presentar oportunamente ante esta misma entidad la declaración de renta o de de tipo fiscal. Se retrasan gestiones, se afectan personas y entidades y se atrasan compromisos personales o jurídicos.
La verdad, no se entiende cómo una entidad del músculo financiero de la DIAN no se actualiza en materia digital y tecnológico aferrándose tercamente a un viejo programa como el MUISCA que hace rato debió ser sustituido.
Los colombianos merecemos respeto en esta materia por cuanto son muchos los documentos que expide la DIAN para adelantar las respectivas gestiones ante otras entidades y dependencias de orden nacional. Ante estas eventualidades y por ser responsabilidad de la misma DIAN la inoperancia, se debe presentar un plan de contingencia que permita a los colombianos aplazar sus responsabilidades tributarias. Obtener un simple cambio en un RUT que permita actualizar el representante legal ya es una tortura con profundas afectaciones para el correcto y normal funcionamiento de un condominio. Imaginamos la problemática que se suscita en otras diligencias de mayor compromiso y responsabilidad.
La DIAN no debe dar espera en esta materia por las implicaciones del caso. Esperamos un pronto pronunciamiento de sus directivos a nivel nacional. Ya no es momento de MUISCA, a estas alturas ya se debe pensar en programas que ofrezcan agilidad y responsabilidad digital e informática.