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15 lecciones para Colombia de la condena a Álvaro Uribe

Alexander Velásquez

La condena a Álvaro Uribe en primera instancia es un compendio de lecciones importantes para políticos, abogados, periodistas y nosotros, los ciudadanos.

Este lunes histórico, Temis, la diosa de la ley y la justicia, reencarnó en la jueza tolimense Sandra Liliana Heredia Aranda.

1.       Las líneas iniciales del fallo constituyen una crítica contundente al periodismo colombiano y a la clase política, que quisieron impresionar a la jueza buscando influir en su decisión. Los medios y los políticos deberían reflexionar sobre estas palabras: “Sabemos que este juicio ha despertado pasiones, dividido opiniones y movilizado emociones, pero también sabemos algo más importante: el Derecho no puede temblar frente al ruido y la justicia no se arrodilla ante el poder. (…) La administración de justicia (…) no está al servicio de la política, ni de la prensa, ni de la historia; está al servicio del pueblo colombiano, que merece, exige, una justicia imparcial, transparente, libre de prejuicios, firme frente a la presión y diligente, cualidades que suponen implícitas a la ética que todo proceso de justicia y funcionario al servicio debe tener, sin que debiera ser objeto de suspicacias irresponsables y malintencionadas de quienes pretenden cuestionarlas…”, dijo la jueza Sandra Heredia

2.      Faltando cinco meses para concluir el año, Sandra Heredia, la jueza de hierro, ya es el personaje del año 2025 de forma anticipada, junto con el senador Iván Cepeda, tres veces exiliado por sus luchas sociales en favor de los derechos humanos, y quien de manera estoica está lidiando con un cáncer agresivo, según reportó El Espectador. El fallo configura una victoria para la izquierda colombiana, que históricamente ha sido una víctima de crímenes de Estados y víctima de las circunstancias políticas de este país. Para no ir tan lejos, al padre de Iván Cepeda, Manuel Cepeda (fue director del semanario Voz y secretario del Partido Comunista Colombiano), lo asesinaron en Bogotá en 1994 dentro del plan de exterminio de la Unión Patriótica, al que denominaron El baile rojo.  Estoy seguro de que a la señora jueza se le abre un camino promisorio en su vida profesional, incluso más allá de las fronteras colombianas. Al expresidente Álvaro Uribe Vélez podemos considerarlo desde ya el antipersonaje del año por ser culpable de dos delitos, pero también por haber pretendido enlodar la honra y buena imagen de su contradictor político.

3.      El expresidente Uribe fue hallado culpable de fraude procesal y soborno (a testigos) en actuación penal en calidad de determinador. ¿Hubo confabulación para engañar a la justicia mediante la presentación de pruebas controvertibles por parte de la defensa? Con su fallo, la jueza desestimó los argumentos de los pesos pesados del Derecho en Colombia. El desenlace de este juicio significa la derrota de dos grandes abogados: Jaime Lombana y Jaime Granados, al tiempo que se demostró que hubo obstrucción a la justicia e intento de inducir al error en el caso del abogado Diego Cadena. En su corta intervención, Granados insistió en la presunción de inocencia de su cliente, como si no hubiera entendido el sentido del fallo. Solo resta conocer el monto de la pena, que se hará público este viernes a las 2:00 de la tarde.  Independiente de lo que pase en adelante, el legado de Uribe quedó con mácula para siempre. La justicia se ha pronunciado, así quedará consignado en la historia oficial.  

4.      Colombia necesita con urgencia un nuevo juramento ético para abogados y leguleyos. El letrado debe ser leal con su cliente pero leal también con los jueces que confían en la veracidad de sus palabras. “El Código Disciplinario del Abogado y el Código Disciplinario Único imponen, básicamente, a los abogados la obligación de actuar con extrema honestidad en el desarrollo de sus actividades cotidianas, pues como máximos defensores de la justicia y del ordenamiento jurídico son los llamados a fortalecer la credibilidad que se ha depositado en esta profesión”, dice el periódico Ámbito Jurídico en el artículo Los 10 mandamientos del abogado.

5.      ¿Cuánto costó, hasta hoy, esa defensa de lujo que hizo un papelón, actuando como rábulas, en esta primera instancia del caso? No se nos olvide que si bien Álvaro Uribe perdió el juicio, también perdió su defensa. Todavía es muy temprano para saber cómo afectará esto las carreras de los abogados. La condena a Uribe, supone uno, debería implicar cambios drásticos de su bufete. No entendí por qué el expresidente no se encontraba en los juzgados de Paloquemao en Bogotá durante la lectura del fallo, pues no estamos en pandemia, él se encuentra en Colombia y continuamente se lo ve en correrías por el país. Eso sí, como todo abogado, él lo es, estuvo muy juicioso tomando notas durante los 475 días que duró el juicio.

6.      Las más de mil páginas del fallo, por la condena a un expresidente, -hecho que no tiene antecedentes en la historia colombiana-, debería ser documento de obligatoria lectura y análisis no solo para los políticos; también para los periodistas y los muchachos en las facultades de Derecho. La jueza comparó la actuación de la defensa con la literatura, por el derroche de ficciones y puestas en escena: cuento, novela de caballería y hasta realismo mágico.

7.      No sólo es histórico el fallo por la culpabilidad del implicado, sino también el texto íntegro del mismo, que hace una radiografía extraordinaria de las líneas tenues que separan lo legal de lo ilegal, entre mandaderos y recaderos yendo y saliendo de las cárceles, ese mundo sombrío donde el delito se mueve a sus anchas.

8.      Los ciudadanos deberíamos leer este fallo antes de leer las reacciones de las partes interesadas o las interpretaciones libres que hacen ciertos medios de comunicación a través de titulares tendenciosos. Cualquier bachiller que preste atención entiende lo que está relatado en el documento, por su lenguaje sencillo.

9.       Este fallo también puede leerse como el mayor escarmiento para esa clase política acostumbrada a transgredir la ley. Puede verse también como la consecuencia de la adicción al poder y los comportamientos por fuera de la ley, que tarde o temprano terminan por pasar factura. El que deba algo que pague en esta vida, porque otra no conocemos por ahora.

10.       Los partidos políticos deben apelar a la sensatez. Si el Centro Democrático es inteligente, debería considerar la posibilidad de reinventarse como partido sin el lastre que ha significado un Álvaro Uribe envainado con la justicia. Si no aprenden a soltar, el costo lo pagarán dolorosamente en las elecciones del 2026. La izquierda colombiana no debe cometer el error de creer, al calor de los acontecimientos, que el senador Iván Cepeda, teniendo méritos y estatura presidencial, debe ser su candidato oficial a las elecciones del 2026. Tienen meses por delante para decantar la realidad del país, más allá de la mala hora de Uribe.

“La administración de justicia (…) no está al servicio de la política, ni de la prensa, ni de la historia; está al servicio del pueblo colombiano”: Sandra Heredia, jueza del caso Uribe.

11.      Si el papel de ciertos medios de comunicación era actuar como defensa de Uribe, también fracasaron. Medios como Semana y La FM, por citar sólo dos, quedan en el peor de los mundos, con su credibilidad afectada (más) y quizás abocados a un revolcón interno. Por respeto con sus audiencias, el periodismo debe guardar prudente distancia de los poderosos. Me pregunto si el expolítico Juan Lozano está considerando la posibilidad de su renuncia a la FM por haber actuado en este caso como juez sin serlo y no como periodista.

12.      ¿Este fallo abre la posibilidad de que Uribe Vélez sea investigado por otros casos? Yo creo que sí. Una decisión condenatoria no sólo les permite a los ciudadanos recuperar la confianza en la administración de justicia, sino que le da todo el sentido al dicho popular: el que persevera, alcanza o, si se quiere, la esperanza es lo último que se pierde. La filosofía popular es sabia. Se abre una luz de esperanza para las Madres de Soacha, que esperan la condena de quien ordenó los 6.402 falsos positivos (ejecuciones extrajudiciales), cometidos durante los dos gobiernos de Uribe.

13.      Fue un juicio penal, no político. Los amigos del expresidente Uribe quieren verlo como un juicio político, porque el actual presidente, Gustavo Petro, es un contradictor de Uribe. En honor a la verdad, hay que decir que este pleito comenzó en 2012 y el cambio de gobierno lo único que hizo fue permitir la elección de una fiscal imparcial que decidió mantener abierto el caso, en contra de lo que hizo el fiscal del gobierno de Iván Duque, Francisco Barbosa, amigo personal de Uribe, que fracasó en su intento de archivarlo.  

14.       Si el caso prescribe en octubre (la defensa tiene derecho a apelar el fallo condenatorio), el primer afectado será el propio uribismo, pues en el imaginario popular quedará sembrada la idea de que los políticos por medio de sus abogados son capaces de lo que sea para ponerle zancadilla a la justicia, como quedó claro en el recuento pormenorizado de los hechos durante este lunes. Un lunes negro para el Centro Democrático y el uribismo en general.

15.      “No hay paz para los malos, dijo Jehová”: Isaías, 48:22.

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